Fuentes de financiación de terrorismo relacionado con al-Qaida
Respecto a las fuentes de financiación y al origen de la economía de los grupos terroristas, se puede decir que ha habido un antes y un después marcado claramente con la Guerra fría. Antes de este periodo, la financiación procedía fundamentalmente de fuentes públicas, en especial gobiernos que aportaban apoyo económico y logístico a estos grupos. Posteriormente, este apoyo o financiación pública ha disminuido considerablemente, aunque todavía existen grupos y organizaciones que directa o indirectamente se benefician de apoyo económico de carácter público. Organizaciones como Hamás, Hezbollah, Hizbl Mujahideen, IMU, Yihad Islámica, Jaish-e-Mohamed y Sipah-e-Shiiba (Passas, 2007: 33) son algunos ejemplos en los que encontramos formas de subvención pública de sus actividades. En nuestro entorno más cercano, ETA también ha estado beneficiándose de financiación autonómica para indirectamente financiar actividades del entorno de este grupo (Buesa, 2006: 10).
No obstante, esta regresión en el apoyo financiero de carácter público, no ha conseguido disminuir las actividades de estos grupos o sus capacidades de actuación. Todo lo contrario, lo que se ha producido es una sustitución progresiva de este apoyo estatal por fuentes alternativas de financiación, algunas de carácter legal y otras de carácter ilegal. Esta distinción entre fuentes legales o ilegales no implica una diferencia de trato respecto si se usan unas u otras ni que las consecuencias de su uso sean distintas. Esta distinción es precisamente lo que diferencia conceptualmente la financiación del terrorismo de otras formas irregulares de utilización del sistema financiero como es el blanqueo de capitales. Es precisamente esta posibilidad, de que grupos terroristas puedan acudir a fuentes legales de obtención de fondos, lo que ha obligado a adaptar la legislación, los métodos y la regulación de control de los sistemas financieros, principalmente orientados a la lucha contra el blanqueo de capitales como lucha indirecta contra la delincuencia organizada. Los años posteriores al 11-S ha sido un camino vertiginoso de normativa y políticas de control en aras a la reducción del terrorismo en todos sus frentes. El frente económico no ha estado exento de cambios para adaptar los modos tradicionales de control del sistema financiero, concepto para el que no existían normas específicas
Volviendo a las fuentes de financiación del terrorismo, especialmente el terrorismo relacionado con al-Qaida, a continuación abordaremos las distintas fuentes de financiación que se mencionan en la literatura, también clasificadas entre fuentes legales e ilegales. Dichas fuentes de financiación se desarrollarán a la luz de los cambios que han ocurrido a lo largo de estos años, especialmente después del 11-S, y las evidencias empíricas que se han encontrado respecto a ellas.
Fuentes procedentes de la beneficencia: Este ha sido el aspecto más mediático de la financiación del terrorismo relacionado con al-Qaida. Sin embargo, las primeras acciones preventivas tendentes a bloquear fondos sospechosos de apoyar económicamente a al-Qaida, partían de una premisa que se ha demostrado actualmente un tanto desenfocada. Hasta el 11 S, lo que se conocía sobre la organización de al-Qaida llevó a los analistas a concebirla como una organización global, jerárquica y dirigida por una cúpula muy poderosa que organizaba, reclutaba mujaidines de todo el mundo, los entrenaba en sus campos de Afganistán, determinaba y planificaba los atentados y financiaba acciones a lo largo del mundo. Como consecuencia de esto, la organización de al-Qaida, tal como estaba diseñada, necesitaba importantes cantidades de dinero y financiación procedente de donantes muy posicionados para poder subsistir (Informe comisión de investigación del 11-S). Con esta lógica, las grandes organizaciones benéficas islámicas, así como las ONGs de carácter internacional estuvieron desde el primer momento en el ojo del huracán. Dichas organizaciones tienen objetivos sociales y legítimos como la construcción de escuelas, mezquitas, centros culturales, la traducción de textos árabes y demás servicios a la comunidad islámica, estando bien establecidas en las comunidades islámicas locales tanto en sus países como en el extranjero. Sin embargo, en ciertos casos, existe un riesgo de convertirse en fuente de financiación directa o indirecta de actividades terroristas o de apoyo a la red de al-Qaida, dando soporte a instituciones fundamentalistas radicales, escuelas u organizaciones que ofrecen apoyo logístico, formación, reclutamiento y refugio a sus militantes.
A pesar de la persecución feroz inicial a determinadas organizaciones presuntamente implicadas en la financiación de grupos o actos terroristas, pocas o ninguna evidencia se ha encontrado de las sospechas iniciales. En EEUU, se han congelado fondos e investigados ONGs como Global Relief Foundation, Holy Land Foundation for Relief and Development, Benevolence Internacional Foundation e Islamic American Relief Agency y no se han producido los resultados esperados. No se han podido encontrar pruebas de vinculación alguna con la financiación del terrorismo, produciéndose efectos nefastos para estas organizaciones. Estas medidas tan agresivas no sólo han demostrado el desconocimiento de la realidad del fenómeno al que nos estamos enfrentando, sino también han contribuido a alimentar el resentimiento de las comunidades afectadas, ya que en algunos casos, las medidas preventivas adoptadas por el gobierno de EEUU han obligado a cerrar alguna de estas organizaciones.
Donaciones privadas: A un nivel inferior, donaciones de carácter privado e individual son también una fuente importante de financiación, especialmente de actividades locales. Estas donaciones constituyen lo que se denomina Zakat, uno de los cinco pilares del Islam, según el cual se espera de cada musulmán aporte un 2,5% de sus ingresos a labores de beneficencia. Este tipo de donaciones suele ser utilizado por los grupos terroristas locales para recaudar fondos entre los vecinos o miembros de la comunidad más próxima. Además de las donaciones obligatorias denominadas zakat, hay otras donaciones de carácter voluntario que se producen de forma puntual como son el infaq o shadaqah.
Empresas tapadera o fantasma: Este modo de financiación o de enmascarar el origen de los fondos no es exclusivo del terrorismo, es un medio muy utilizado por las redes de delincuencia organizada o de blanqueo de capitales para generar ingresos, enmascarar el origen ilegal del dinero o para encubrir la finalidad ilegal de un dinero procedente de fuentes legales o ilegales. Las empresas tapadera lo que se encargan es de enmascarar el origen del dinero que procede, o directamente de militantes terroristas, o de cualquier fuente ilegal. Con estos fondos, se capitalizan los inicios de la empresa con la finalidad de generar ingresos o mezclar este dinero ilegal con capital blanqueado. Nos hemos encontrado casos en España donde grupos inspirados o relacionados con al-Qaida utilizan empresas pequeñas y locales como depósito de fondos de origen legal o ilegal para así desviar dinero a otros fines relacionados con militantes terroristas.
Inversiones locales: evidencias se han encontrado de esta fuente de financiación en casos como Abu Nidal Organization, Le TLTTE, FARC o Hezbollah. Todos han usado sociedades o empresas legales para financiar sus operaciones. Uno de los sectores de inversión más utilizados por estas redes es el sector inmobiliario, aunque no son siempre los negocios que se realizan son demasiados prósperos (Naylor, 2002 y2006).
Todas las fuentes de financiación anteriormente mencionadas son de carácter legal y es en ellas donde se ve claramente la diferencia entre financiación del terrorismo y blanqueo de capitales. Se puede percibir con claridad cómo la financiación del terrorismo, en este caso, comparte el modus operandi del blanqueo de capitales pero en sentido inverso. Mientras el proceso de blanqueo consiste en inyectar dinero de procedencia ilegal en el sistema financiero para conseguir que se convierta en legal, en la financiación del terrorismo, el proceso se invierte. Se trata de fondos legales o ilegales que quieren ser destinados a actividades ilegales. Es más, no sólo es un proceso de blanqueo a la inversa, sino que siendo legales los fondos y siendo destinados a actividades ilícitas es incluso innecesario pasar por un proceso de blanqueo de capitales, lo único que se necesita es camuflar el destino de ese dinero evitando dejar rastro de su movimiento. Como consecuencia, en la financiación del terrorismo, adquiere más importancia la ocultación del rastro del dinero que el proceso de blanqueo o cambio de origen del dinero. El dinero no necesita pasar por el sistema financiero legal o tradicional, permanece en la economía sumergida y se mueve por procedimientos informales para ocultar su movimiento. Este punto lo trataremos más adelante.
Fuentes de financiación ilegales: ¿Qué ocurre con las fuentes ilegales o el dinero procedente de actividades ilegales? Pues que cada vez es una fuente más utilizada por los grupos locales para financiar sus actividades. De hecho, es la fuente de financiación más utilizada por organizaciones terroristas desde la reducción de la financiación estatal de estos grupos. La delincuencia, en todas sus versiones, ha sido un recurso a la mano de todo tipo de organizaciones. Desde las actividades de extorsión, secuestro, chantaje, los impuestos revolucionarios, etc., todas ellas han sido modos de financiación utilizados por organizaciones terroristas. Los grupos vinculados o inspirados por al-Qaida suelen financiarse a partir de la delincuencia común o el fraude de tarjetas de crédito. Así, el GIA y el GSPC han sido acusados de usar regularmente la falsificación de tarjetas de crédito y documentación como modo de financiación. Asimismo Al Gammat al Islamiya, al-Qaida, Hezbollahhan estado también implicados en la falsificación y contrabando de bienes y moneda.
La delincuencia común es, como hemos visto, un medio común de obtención de fondos para los grupos vinculados o inspirados en al-Qaida. Pero, ¿Qué ocurre con la delincuencia organizada? En la literatura cada vez aparece más la relación entre terrorismo y delincuencia organizada pero todavía no existen suficientes estudios en profundidad que puedan aportar evidencias sobre alianzas estratégicas entre ambos mundos. Es verdad que ambos fenómenos comparten ciertos aspectos que son fundamentales y que incrementan las posibilidades de interrelación entre ambos: los dos se mueven en la clandestinidad, ambos evitan ser controlados por la policía, ambos coinciden en tácticas o métodos para conseguir sus objetivos, ambos tienden hacia el monopolio de sus acciones (Schelling, 1984).
Estas coincidencias también les hacen acreedores de ciertas necesidades mutuas que hacen que, en ocasiones, acudan unos a otros a solicitar servicios o ayuda para los cuales están mejor preparados. Las posibilidades de relación oportunista y de utilidad son numerosas pero existe entre ellos una diferencia fundamental respecto a la finalidad de sus acciones. La delincuencia organizada persigue la obtención del máximo beneficio económico mientras que el terrorismo utiliza el dinero o los fondos como un medio más que un fin. Con esto en mente, alianzas entre ellos de tipo permanente constituirían un sin sentido y una contradicción entre sus intenciones. Como afirma Schmid (2004: 197), las relaciones entre terroristas y crimen organizado son menos frecuentes que las relaciones entre el crimen organizado y las esferas políticas.
Sobre este tipo de relaciones oportunistas sí que hay evidencias de ciertas actividades relacionadas con la delincuencia organizada. El tráfico de inmigrantes parece que ha sido un recurso utilizado por grupos terroristas para procurar financiación a sus miembros. Ha sido utilizado por grupos terroristas en Sri Lanka (Schmid, 2003: 3) y por el GIA, KLA y Jemaah Islamiiya. También Dandurand y Chin (2004), en una encuesta realizada a 38 países encontraron relación entre terrorismo y tráfico de inmigrantes. Sin embargo, las evidencias no son demasiado consistentes y hay que ser cautos en esta relación para poder afirmar que los grupos relacionados con al-Qaida o inspirados en él se valen de esta actividad para financiarse.
Lo mismo ocurre con el tráfico de drogas. Casos como el atentado de Madrid ponen de manifiesto esta relación entre el terrorismo y el tráfico de drogas pero no es lo mismo valerse del dinero procedente del tráfico de drogas para financiar un atentado que exista una alianza o colaboración permanente entre grupos terroristas y redes dedicadas al tráfico de drogas. La experiencia de la investigación del 11 M nos muestra que las relaciones son más ocasionales y utilitarias que alianzas estratégicas (Passas, 2007).
Una de las actividades ilegales que ha dado más que hablar en el tema de la financiación del al-Qaida ha sido el contrabando de oro y piedras preciosas. La financiación del terrorismo de al-Qaida a través del mercado ilegal de oro y diamantes no ha podido encontrar demasiado sustento empírico (Passas, 2004; Passas y Jones, 2006 e Informe de investigación del 11 S). Puede existir algún caso donde personas asociadas a grupos terroristas hayan hecho transacciones en el mercado de diamantes y piedras preciosas como en el caso del ataque a la Embajada de Estados Unidos en África cuya financiación se produjo por el mercado de diamantes, especies protegidas y contrabando de alimentos (Passas, 2007). Sin embargo, estos casos puntuales nunca pueden sustentar las afirmaciones que se han hecho en distintos medios de comunicación lanzando la idea de que al-Qaida había invertido fondos en el mercado de diamantes y piedras preciosas para evitar los controles financieros y para conservar mejor su valor y favorecer su transporte (Escobar Stemman, 2004).
Enlazando con el comentario anteriormente mencionado sobre las diferencias entre financiación del terrorismo y blanqueo de capitales, cuando lo que tenemos es dinero procedente de fuentes ilegales para financiar actividades ilegales como el terrorismo, el blanqueo de capitales es innecesario y los medios para controlarlo son ineficaces para estos casos. Este dinero nunca va a ingresar en el sistema financiero y su detección se complica sobremanera. En estos casos, este dinero se mantiene en la economía sumergida, sin más. Pero, ¿qué pasa si necesitamos mover este dinero de un lugar a otro para financiar otras actividades terroristas en otros lugares o enviar dinero a militantes en otros países? En estos casos, lo que tenemos que evitar es la detección de las transferencias y el movimiento de estos fondos. De ahí que cobren importancia en el caso de la financiación del terrorismo los modos de transferencia informales o paralelos al sistema financiero tradicional cuyo objetivo es difuminar el rastro del dinero. A continuación, haremos referencia a los modos de transferencia de fondos utilizados por las organizaciones relacionadas o inspiradas por al-Qaida, que a menudo se confunden con las fuentes de financiación. Estos sistemas solo mueven el dinero de un lugar a otro, no lo generan o multiplican.
Modos de transferencia de fondos utilizados por el terrorismo yihadista
Una vez entendido por parte de las autoridades gubernamentales que los terroristas necesitaban mover el dinero por canales paralelos al sistema financiero tradicional, los sistemas informales de transferencia de fondos (SITF) se convirtieron en la prioridad del control financiero del terrorismo. A pesar de que estos se utilizan en menor medida de lo esperado, es importante conocer qué canales existen de movimiento de fondos y cómo funcionan. Por Sistema informal de transferencia de fondos nos referimos a “todos mecanismo o red de personas que facilita las transferencia de fondos o valores sin dejar rastro de la transacción o que tienen lugar fuera de los sistemas financieros regulados” (Passas, 2003c).
Los SITF tienen su origen en China e India pero se han desarrollado en otros países gracias a la emigración de esta población a otros países. Algunos de los sistemas que se incluyen dentro de esta categoría tienen nombres distintos según los lugares donde se utilizan. El más conocido es el Hawala (India), también se llama Hundi en Bangladesh, Fei Chien en China, Phoe Kuan en Tailandia, Padala en Filipinas así como otras variedades en otros países del continente americano. Estos sistemas están activos en muchos lugares y sirven a la población general en sus transacciones financieras. Tienen una serie de ventajas con respecto al sistema financiero tradicional, como es su coste, el anonimato y la rapidez de la transacción que lo convierten en una alternativa eficaz al sistema formal. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en ciertos países estos sistemas son más comunes que el sistema financiero. Por ejemplo, en Afganistán, es el único método existente para enviar dinero de un lugar a otro. Como consecuencia de ello, no podemos decir que son sistemas desarrollados para enviar dinero procedentes de fuentes ilegales con destino a actividades ilegales o implementado por terroristas para enviar sus fondos. Son sistemas muy enraizados en las sociedades, basados en la confianza entre intermediarios y usuarios y utilizados por la población general. No obstante, las ventajas que suponen estos sistemas para la población: el anonimato que garantizan, el escaso control que existe sobre ellos en determinados países y la heterogeneidad existente en su aceptación todavía entre países, también los hacen muy atractivos para el uso por parte de redes criminales o terroristas.
El hawala es el SITF más conocido en la literatura sobre terrorismo, a pesar de que no hay tantas evidencias de su utilización para la financiación del terrorismo. Antes de conocer su vinculación con el terrorismo debemos entender cómo funciona y de qué se trata. El hawala es un sistema que necesita dos operadores en distintos lugares ya sea en el mismo país o en países distintos. Dos relaciones son importantes para entender su funcionamiento y para que exista una transacción mediante este procedimiento. La primera de ellas es la que se crea entre los operadores de hawala y sus clientes. Es decir, el cliente del país A contacta con el operador de hawala del país A para hacer una transferencia a un cliente en el país B. Entonces el operador de hawala del país A tendrá que ponerse en contacto con su homónimo del país B para que entregue la transferencia al destinatario o beneficiario del país B elegido por su cliente. La segunda relación importante para que funcione el hawala por completo se produce entre los dos operadores de hawala a la hora de cuadrar sus cuentas. Como no hay transferencia real entre los operadores de hawala, se produce una compensación de las cantidades supuestamente enviadas por las transacciones entre ellos generadas por otras operaciones. Es decir, al realizarse la transacción por el operador de hawala del país A al operador de hawala del país B, se crea automáticamente una deuda entre primero respecto al segundo, que se compensará con otras transacciones que tengan entre ellos generadas por otros negocios (Passas, 2002).
Para que este sistema sea eficaz y efectivo, debe haber una cantidad de dinero o caja en ambos países que reciben los operadores de hawala por distintas vías. Esta caja o volumen d dinero permitirá compensar las deudas y pagos por las operaciones realizadas. Esta caja se forma con dinero procedente de distintas fuentes: dinero que reciben de sus clientes, remesas de otros países, fondos de inversión, servicios realizados desde otros países pero que deben ser pagados localmente, etc. (Passas, 2003). Así es como los operadores del hawala realizan los pagos a sus clientes minimizando la necesidad de mover efectivamente el dinero. La figura a continuación describe las relaciones que estamos explicando.
El hawala es un sistema muy utilizado en un número importante de países. En algunos casos no hay otra alternativa al no existir un sistema financiero formal y, en otros casos, sí las hay pero este sistema es más útil a los usuarios por distintos motivos: porque confían más en él que en el sistema bancario, porque es más barato (suelen cobrar entre 1-2% de la suma enviada), más rápido, no existe imposición fiscal, no requiere mucha burocracia, tampoco existe un límite en la transacción y asegura una mayor confidencialidad, etc. El problema de este sistema es su falta de transparencia y las dificultades que ofrece para su control. No suele haber estándares mínimos exigidos a todos los intermediarios que impongan un mismo modo de organizar las cuentas y las transacciones, y los sistemas de registro son muy heterogéneos. Todo ello incrementa la dificultad en conseguir una mayor transparencia o trazabilidad en las transacciones, lo que le convierte en un sistema vulnerable a ser utilizado para finalidades ilegales.
Además de los SITF -siendo el hawala el principal protagonista- hay otro tipo de métodos informales de transferencia de fondos (MITF) que sí son ilegales perse. Nos referimos a métodos utilizados por pequeños grupos o redes que emplean métodos de transferencia de fondos pero de forma ilegal. En muchos casos estas personas usan el sistema financiero pero utilizan distintos métodos ilegales para camuflar la transferencia de los fondos. Este tipo de métodos siempre son usados por motivos criminales, tanto por delincuentes como por terroristas y siempre tienen una finalidad ilegal. Ejemplos de este tipo de movimientos pueden ser los pagos en especies o regalos por Internet, las cartas prepago, el desvío de fondos a través del mercado de exportación e importación, los pagos electrónicos, la manipulación de facturas, las cuentas por corresponsales, el uso ilícito de tarjetas de crédito o débito (Passas 2006 b).
La clave para la efectiva financiación del terrorismo es conseguir minimizar el riesgo de seguir el rasgo del dinero. Para conseguir esta finalidad, además de los sistemas informales de transferencia de, también se utilizan otros métodos más tradicionales para mandar un dinero de un lugar a otro. Uno de ellos es el correo personal, método comúnmente utilizado no sólo para transportar dinero sino mercancías ilegales. En el atentado del 11 S, en la operación dátil en España y en el 11M, se utilizaron correos personales para transportar dinero o mercancías. Las personas que suelen ser escogidas para este tipo de servicio son personas de bajo perfil y de toda confianza (familiares, amigos, etc.). Por último, el sistema financiero formal también es utilizado por la mayoría de miembros de estos grupos, evitando de algún modo que se identifique la identidad de la persona que envíala transferencia.
Respecto a las fuentes de financiación y al origen de la economía de los grupos terroristas, se puede decir que ha habido un antes y un después marcado claramente con la Guerra fría. Antes de este periodo, la financiación procedía fundamentalmente de fuentes públicas, en especial gobiernos que aportaban apoyo económico y logístico a estos grupos. Posteriormente, este apoyo o financiación pública ha disminuido considerablemente, aunque todavía existen grupos y organizaciones que directa o indirectamente se benefician de apoyo económico de carácter público. Organizaciones como Hamás, Hezbollah, Hizbl Mujahideen, IMU, Yihad Islámica, Jaish-e-Mohamed y Sipah-e-Shiiba (Passas, 2007: 33) son algunos ejemplos en los que encontramos formas de subvención pública de sus actividades. En nuestro entorno más cercano, ETA también ha estado beneficiándose de financiación autonómica para indirectamente financiar actividades del entorno de este grupo (Buesa, 2006: 10).
No obstante, esta regresión en el apoyo financiero de carácter público, no ha conseguido disminuir las actividades de estos grupos o sus capacidades de actuación. Todo lo contrario, lo que se ha producido es una sustitución progresiva de este apoyo estatal por fuentes alternativas de financiación, algunas de carácter legal y otras de carácter ilegal. Esta distinción entre fuentes legales o ilegales no implica una diferencia de trato respecto si se usan unas u otras ni que las consecuencias de su uso sean distintas. Esta distinción es precisamente lo que diferencia conceptualmente la financiación del terrorismo de otras formas irregulares de utilización del sistema financiero como es el blanqueo de capitales. Es precisamente esta posibilidad, de que grupos terroristas puedan acudir a fuentes legales de obtención de fondos, lo que ha obligado a adaptar la legislación, los métodos y la regulación de control de los sistemas financieros, principalmente orientados a la lucha contra el blanqueo de capitales como lucha indirecta contra la delincuencia organizada. Los años posteriores al 11-S ha sido un camino vertiginoso de normativa y políticas de control en aras a la reducción del terrorismo en todos sus frentes. El frente económico no ha estado exento de cambios para adaptar los modos tradicionales de control del sistema financiero, concepto para el que no existían normas específicas
Volviendo a las fuentes de financiación del terrorismo, especialmente el terrorismo relacionado con al-Qaida, a continuación abordaremos las distintas fuentes de financiación que se mencionan en la literatura, también clasificadas entre fuentes legales e ilegales. Dichas fuentes de financiación se desarrollarán a la luz de los cambios que han ocurrido a lo largo de estos años, especialmente después del 11-S, y las evidencias empíricas que se han encontrado respecto a ellas.
Fuentes procedentes de la beneficencia: Este ha sido el aspecto más mediático de la financiación del terrorismo relacionado con al-Qaida. Sin embargo, las primeras acciones preventivas tendentes a bloquear fondos sospechosos de apoyar económicamente a al-Qaida, partían de una premisa que se ha demostrado actualmente un tanto desenfocada. Hasta el 11 S, lo que se conocía sobre la organización de al-Qaida llevó a los analistas a concebirla como una organización global, jerárquica y dirigida por una cúpula muy poderosa que organizaba, reclutaba mujaidines de todo el mundo, los entrenaba en sus campos de Afganistán, determinaba y planificaba los atentados y financiaba acciones a lo largo del mundo. Como consecuencia de esto, la organización de al-Qaida, tal como estaba diseñada, necesitaba importantes cantidades de dinero y financiación procedente de donantes muy posicionados para poder subsistir (Informe comisión de investigación del 11-S). Con esta lógica, las grandes organizaciones benéficas islámicas, así como las ONGs de carácter internacional estuvieron desde el primer momento en el ojo del huracán. Dichas organizaciones tienen objetivos sociales y legítimos como la construcción de escuelas, mezquitas, centros culturales, la traducción de textos árabes y demás servicios a la comunidad islámica, estando bien establecidas en las comunidades islámicas locales tanto en sus países como en el extranjero. Sin embargo, en ciertos casos, existe un riesgo de convertirse en fuente de financiación directa o indirecta de actividades terroristas o de apoyo a la red de al-Qaida, dando soporte a instituciones fundamentalistas radicales, escuelas u organizaciones que ofrecen apoyo logístico, formación, reclutamiento y refugio a sus militantes.
A pesar de la persecución feroz inicial a determinadas organizaciones presuntamente implicadas en la financiación de grupos o actos terroristas, pocas o ninguna evidencia se ha encontrado de las sospechas iniciales. En EEUU, se han congelado fondos e investigados ONGs como Global Relief Foundation, Holy Land Foundation for Relief and Development, Benevolence Internacional Foundation e Islamic American Relief Agency y no se han producido los resultados esperados. No se han podido encontrar pruebas de vinculación alguna con la financiación del terrorismo, produciéndose efectos nefastos para estas organizaciones. Estas medidas tan agresivas no sólo han demostrado el desconocimiento de la realidad del fenómeno al que nos estamos enfrentando, sino también han contribuido a alimentar el resentimiento de las comunidades afectadas, ya que en algunos casos, las medidas preventivas adoptadas por el gobierno de EEUU han obligado a cerrar alguna de estas organizaciones.
Donaciones privadas: A un nivel inferior, donaciones de carácter privado e individual son también una fuente importante de financiación, especialmente de actividades locales. Estas donaciones constituyen lo que se denomina Zakat, uno de los cinco pilares del Islam, según el cual se espera de cada musulmán aporte un 2,5% de sus ingresos a labores de beneficencia. Este tipo de donaciones suele ser utilizado por los grupos terroristas locales para recaudar fondos entre los vecinos o miembros de la comunidad más próxima. Además de las donaciones obligatorias denominadas zakat, hay otras donaciones de carácter voluntario que se producen de forma puntual como son el infaq o shadaqah.
Empresas tapadera o fantasma: Este modo de financiación o de enmascarar el origen de los fondos no es exclusivo del terrorismo, es un medio muy utilizado por las redes de delincuencia organizada o de blanqueo de capitales para generar ingresos, enmascarar el origen ilegal del dinero o para encubrir la finalidad ilegal de un dinero procedente de fuentes legales o ilegales. Las empresas tapadera lo que se encargan es de enmascarar el origen del dinero que procede, o directamente de militantes terroristas, o de cualquier fuente ilegal. Con estos fondos, se capitalizan los inicios de la empresa con la finalidad de generar ingresos o mezclar este dinero ilegal con capital blanqueado. Nos hemos encontrado casos en España donde grupos inspirados o relacionados con al-Qaida utilizan empresas pequeñas y locales como depósito de fondos de origen legal o ilegal para así desviar dinero a otros fines relacionados con militantes terroristas.
Inversiones locales: evidencias se han encontrado de esta fuente de financiación en casos como Abu Nidal Organization, Le TLTTE, FARC o Hezbollah. Todos han usado sociedades o empresas legales para financiar sus operaciones. Uno de los sectores de inversión más utilizados por estas redes es el sector inmobiliario, aunque no son siempre los negocios que se realizan son demasiados prósperos (Naylor, 2002 y2006).
Todas las fuentes de financiación anteriormente mencionadas son de carácter legal y es en ellas donde se ve claramente la diferencia entre financiación del terrorismo y blanqueo de capitales. Se puede percibir con claridad cómo la financiación del terrorismo, en este caso, comparte el modus operandi del blanqueo de capitales pero en sentido inverso. Mientras el proceso de blanqueo consiste en inyectar dinero de procedencia ilegal en el sistema financiero para conseguir que se convierta en legal, en la financiación del terrorismo, el proceso se invierte. Se trata de fondos legales o ilegales que quieren ser destinados a actividades ilegales. Es más, no sólo es un proceso de blanqueo a la inversa, sino que siendo legales los fondos y siendo destinados a actividades ilícitas es incluso innecesario pasar por un proceso de blanqueo de capitales, lo único que se necesita es camuflar el destino de ese dinero evitando dejar rastro de su movimiento. Como consecuencia, en la financiación del terrorismo, adquiere más importancia la ocultación del rastro del dinero que el proceso de blanqueo o cambio de origen del dinero. El dinero no necesita pasar por el sistema financiero legal o tradicional, permanece en la economía sumergida y se mueve por procedimientos informales para ocultar su movimiento. Este punto lo trataremos más adelante.
Fuentes de financiación ilegales: ¿Qué ocurre con las fuentes ilegales o el dinero procedente de actividades ilegales? Pues que cada vez es una fuente más utilizada por los grupos locales para financiar sus actividades. De hecho, es la fuente de financiación más utilizada por organizaciones terroristas desde la reducción de la financiación estatal de estos grupos. La delincuencia, en todas sus versiones, ha sido un recurso a la mano de todo tipo de organizaciones. Desde las actividades de extorsión, secuestro, chantaje, los impuestos revolucionarios, etc., todas ellas han sido modos de financiación utilizados por organizaciones terroristas. Los grupos vinculados o inspirados por al-Qaida suelen financiarse a partir de la delincuencia común o el fraude de tarjetas de crédito. Así, el GIA y el GSPC han sido acusados de usar regularmente la falsificación de tarjetas de crédito y documentación como modo de financiación. Asimismo Al Gammat al Islamiya, al-Qaida, Hezbollahhan estado también implicados en la falsificación y contrabando de bienes y moneda.
La delincuencia común es, como hemos visto, un medio común de obtención de fondos para los grupos vinculados o inspirados en al-Qaida. Pero, ¿Qué ocurre con la delincuencia organizada? En la literatura cada vez aparece más la relación entre terrorismo y delincuencia organizada pero todavía no existen suficientes estudios en profundidad que puedan aportar evidencias sobre alianzas estratégicas entre ambos mundos. Es verdad que ambos fenómenos comparten ciertos aspectos que son fundamentales y que incrementan las posibilidades de interrelación entre ambos: los dos se mueven en la clandestinidad, ambos evitan ser controlados por la policía, ambos coinciden en tácticas o métodos para conseguir sus objetivos, ambos tienden hacia el monopolio de sus acciones (Schelling, 1984).
Estas coincidencias también les hacen acreedores de ciertas necesidades mutuas que hacen que, en ocasiones, acudan unos a otros a solicitar servicios o ayuda para los cuales están mejor preparados. Las posibilidades de relación oportunista y de utilidad son numerosas pero existe entre ellos una diferencia fundamental respecto a la finalidad de sus acciones. La delincuencia organizada persigue la obtención del máximo beneficio económico mientras que el terrorismo utiliza el dinero o los fondos como un medio más que un fin. Con esto en mente, alianzas entre ellos de tipo permanente constituirían un sin sentido y una contradicción entre sus intenciones. Como afirma Schmid (2004: 197), las relaciones entre terroristas y crimen organizado son menos frecuentes que las relaciones entre el crimen organizado y las esferas políticas.
Sobre este tipo de relaciones oportunistas sí que hay evidencias de ciertas actividades relacionadas con la delincuencia organizada. El tráfico de inmigrantes parece que ha sido un recurso utilizado por grupos terroristas para procurar financiación a sus miembros. Ha sido utilizado por grupos terroristas en Sri Lanka (Schmid, 2003: 3) y por el GIA, KLA y Jemaah Islamiiya. También Dandurand y Chin (2004), en una encuesta realizada a 38 países encontraron relación entre terrorismo y tráfico de inmigrantes. Sin embargo, las evidencias no son demasiado consistentes y hay que ser cautos en esta relación para poder afirmar que los grupos relacionados con al-Qaida o inspirados en él se valen de esta actividad para financiarse.
Lo mismo ocurre con el tráfico de drogas. Casos como el atentado de Madrid ponen de manifiesto esta relación entre el terrorismo y el tráfico de drogas pero no es lo mismo valerse del dinero procedente del tráfico de drogas para financiar un atentado que exista una alianza o colaboración permanente entre grupos terroristas y redes dedicadas al tráfico de drogas. La experiencia de la investigación del 11 M nos muestra que las relaciones son más ocasionales y utilitarias que alianzas estratégicas (Passas, 2007).
Una de las actividades ilegales que ha dado más que hablar en el tema de la financiación del al-Qaida ha sido el contrabando de oro y piedras preciosas. La financiación del terrorismo de al-Qaida a través del mercado ilegal de oro y diamantes no ha podido encontrar demasiado sustento empírico (Passas, 2004; Passas y Jones, 2006 e Informe de investigación del 11 S). Puede existir algún caso donde personas asociadas a grupos terroristas hayan hecho transacciones en el mercado de diamantes y piedras preciosas como en el caso del ataque a la Embajada de Estados Unidos en África cuya financiación se produjo por el mercado de diamantes, especies protegidas y contrabando de alimentos (Passas, 2007). Sin embargo, estos casos puntuales nunca pueden sustentar las afirmaciones que se han hecho en distintos medios de comunicación lanzando la idea de que al-Qaida había invertido fondos en el mercado de diamantes y piedras preciosas para evitar los controles financieros y para conservar mejor su valor y favorecer su transporte (Escobar Stemman, 2004).
Enlazando con el comentario anteriormente mencionado sobre las diferencias entre financiación del terrorismo y blanqueo de capitales, cuando lo que tenemos es dinero procedente de fuentes ilegales para financiar actividades ilegales como el terrorismo, el blanqueo de capitales es innecesario y los medios para controlarlo son ineficaces para estos casos. Este dinero nunca va a ingresar en el sistema financiero y su detección se complica sobremanera. En estos casos, este dinero se mantiene en la economía sumergida, sin más. Pero, ¿qué pasa si necesitamos mover este dinero de un lugar a otro para financiar otras actividades terroristas en otros lugares o enviar dinero a militantes en otros países? En estos casos, lo que tenemos que evitar es la detección de las transferencias y el movimiento de estos fondos. De ahí que cobren importancia en el caso de la financiación del terrorismo los modos de transferencia informales o paralelos al sistema financiero tradicional cuyo objetivo es difuminar el rastro del dinero. A continuación, haremos referencia a los modos de transferencia de fondos utilizados por las organizaciones relacionadas o inspiradas por al-Qaida, que a menudo se confunden con las fuentes de financiación. Estos sistemas solo mueven el dinero de un lugar a otro, no lo generan o multiplican.
Modos de transferencia de fondos utilizados por el terrorismo yihadista
Una vez entendido por parte de las autoridades gubernamentales que los terroristas necesitaban mover el dinero por canales paralelos al sistema financiero tradicional, los sistemas informales de transferencia de fondos (SITF) se convirtieron en la prioridad del control financiero del terrorismo. A pesar de que estos se utilizan en menor medida de lo esperado, es importante conocer qué canales existen de movimiento de fondos y cómo funcionan. Por Sistema informal de transferencia de fondos nos referimos a “todos mecanismo o red de personas que facilita las transferencia de fondos o valores sin dejar rastro de la transacción o que tienen lugar fuera de los sistemas financieros regulados” (Passas, 2003c).
Los SITF tienen su origen en China e India pero se han desarrollado en otros países gracias a la emigración de esta población a otros países. Algunos de los sistemas que se incluyen dentro de esta categoría tienen nombres distintos según los lugares donde se utilizan. El más conocido es el Hawala (India), también se llama Hundi en Bangladesh, Fei Chien en China, Phoe Kuan en Tailandia, Padala en Filipinas así como otras variedades en otros países del continente americano. Estos sistemas están activos en muchos lugares y sirven a la población general en sus transacciones financieras. Tienen una serie de ventajas con respecto al sistema financiero tradicional, como es su coste, el anonimato y la rapidez de la transacción que lo convierten en una alternativa eficaz al sistema formal. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en ciertos países estos sistemas son más comunes que el sistema financiero. Por ejemplo, en Afganistán, es el único método existente para enviar dinero de un lugar a otro. Como consecuencia de ello, no podemos decir que son sistemas desarrollados para enviar dinero procedentes de fuentes ilegales con destino a actividades ilegales o implementado por terroristas para enviar sus fondos. Son sistemas muy enraizados en las sociedades, basados en la confianza entre intermediarios y usuarios y utilizados por la población general. No obstante, las ventajas que suponen estos sistemas para la población: el anonimato que garantizan, el escaso control que existe sobre ellos en determinados países y la heterogeneidad existente en su aceptación todavía entre países, también los hacen muy atractivos para el uso por parte de redes criminales o terroristas.
El hawala es el SITF más conocido en la literatura sobre terrorismo, a pesar de que no hay tantas evidencias de su utilización para la financiación del terrorismo. Antes de conocer su vinculación con el terrorismo debemos entender cómo funciona y de qué se trata. El hawala es un sistema que necesita dos operadores en distintos lugares ya sea en el mismo país o en países distintos. Dos relaciones son importantes para entender su funcionamiento y para que exista una transacción mediante este procedimiento. La primera de ellas es la que se crea entre los operadores de hawala y sus clientes. Es decir, el cliente del país A contacta con el operador de hawala del país A para hacer una transferencia a un cliente en el país B. Entonces el operador de hawala del país A tendrá que ponerse en contacto con su homónimo del país B para que entregue la transferencia al destinatario o beneficiario del país B elegido por su cliente. La segunda relación importante para que funcione el hawala por completo se produce entre los dos operadores de hawala a la hora de cuadrar sus cuentas. Como no hay transferencia real entre los operadores de hawala, se produce una compensación de las cantidades supuestamente enviadas por las transacciones entre ellos generadas por otras operaciones. Es decir, al realizarse la transacción por el operador de hawala del país A al operador de hawala del país B, se crea automáticamente una deuda entre primero respecto al segundo, que se compensará con otras transacciones que tengan entre ellos generadas por otros negocios (Passas, 2002).
Para que este sistema sea eficaz y efectivo, debe haber una cantidad de dinero o caja en ambos países que reciben los operadores de hawala por distintas vías. Esta caja o volumen d dinero permitirá compensar las deudas y pagos por las operaciones realizadas. Esta caja se forma con dinero procedente de distintas fuentes: dinero que reciben de sus clientes, remesas de otros países, fondos de inversión, servicios realizados desde otros países pero que deben ser pagados localmente, etc. (Passas, 2003). Así es como los operadores del hawala realizan los pagos a sus clientes minimizando la necesidad de mover efectivamente el dinero. La figura a continuación describe las relaciones que estamos explicando.
El hawala es un sistema muy utilizado en un número importante de países. En algunos casos no hay otra alternativa al no existir un sistema financiero formal y, en otros casos, sí las hay pero este sistema es más útil a los usuarios por distintos motivos: porque confían más en él que en el sistema bancario, porque es más barato (suelen cobrar entre 1-2% de la suma enviada), más rápido, no existe imposición fiscal, no requiere mucha burocracia, tampoco existe un límite en la transacción y asegura una mayor confidencialidad, etc. El problema de este sistema es su falta de transparencia y las dificultades que ofrece para su control. No suele haber estándares mínimos exigidos a todos los intermediarios que impongan un mismo modo de organizar las cuentas y las transacciones, y los sistemas de registro son muy heterogéneos. Todo ello incrementa la dificultad en conseguir una mayor transparencia o trazabilidad en las transacciones, lo que le convierte en un sistema vulnerable a ser utilizado para finalidades ilegales.
Además de los SITF -siendo el hawala el principal protagonista- hay otro tipo de métodos informales de transferencia de fondos (MITF) que sí son ilegales perse. Nos referimos a métodos utilizados por pequeños grupos o redes que emplean métodos de transferencia de fondos pero de forma ilegal. En muchos casos estas personas usan el sistema financiero pero utilizan distintos métodos ilegales para camuflar la transferencia de los fondos. Este tipo de métodos siempre son usados por motivos criminales, tanto por delincuentes como por terroristas y siempre tienen una finalidad ilegal. Ejemplos de este tipo de movimientos pueden ser los pagos en especies o regalos por Internet, las cartas prepago, el desvío de fondos a través del mercado de exportación e importación, los pagos electrónicos, la manipulación de facturas, las cuentas por corresponsales, el uso ilícito de tarjetas de crédito o débito (Passas 2006 b).
La clave para la efectiva financiación del terrorismo es conseguir minimizar el riesgo de seguir el rasgo del dinero. Para conseguir esta finalidad, además de los sistemas informales de transferencia de, también se utilizan otros métodos más tradicionales para mandar un dinero de un lugar a otro. Uno de ellos es el correo personal, método comúnmente utilizado no sólo para transportar dinero sino mercancías ilegales. En el atentado del 11 S, en la operación dátil en España y en el 11M, se utilizaron correos personales para transportar dinero o mercancías. Las personas que suelen ser escogidas para este tipo de servicio son personas de bajo perfil y de toda confianza (familiares, amigos, etc.). Por último, el sistema financiero formal también es utilizado por la mayoría de miembros de estos grupos, evitando de algún modo que se identifique la identidad de la persona que envíala transferencia.
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