“Me gustaría cuantificar los gastos y computar los costes reales de las operaciones bélicas y los costes en comunicación y propaganda.”
Alejandro Pizarroso
“La propaganda es un arma más en las guerras y como tal su coste real se computa en vidas humanas.”
Blasco de Avellaneda
“No se da una guerra sin preocuparse antes de la comunicación. Es imposible establecer un conflicto, una actuación militar, etc.; sin mirar antes a la propaganda, la comunicación y los medios.”
Nicola Labanca
“La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado. Por lo tanto, júzgala en función de los cinco factores esenciales (…) El primero de esos factores es la influencia moral (…) Por influencia moral entiendo lo que hace que el pueblo esté en armonía con sus dirigentes, al punto de acompañarlos en la vida y en la muerte, sin temor de peligro mortal. (Influencia moral es la que hace que el pueblo esté de acuerdo con sus superiores… Ts’ao Ts’ao dice que el pueblo es guiado por el recto camino [de conducta] “instruyéndolo”) (…) Todo el arte de la guerra está basado en la impostura [calumnia, engaño]. Por lo tanto, si eres capaz, finge incapacidad; si activo, inactividad. Cuando estés cerca, aparenta estar lejos; cuando estés lejos, que estás cerca.”
Estas palabras las escribía Sun Tzu en el siglo V antes de Cristo. Y hasta el día de hoy no han perdido el sentido. El gran arte de la guerra está basado en el engaño, en la suposición, en la exageración, en la desinformación, es decir, en la comunicación y la propaganda belicista. Y esto es así, para poder dominar el primero y más importante de los factores esenciales para la guerra, que no es otro que la influencia moral, es decir, la opinión pública.
La comunicación persuasiva es inherente a la propia evolución del ser humano. Desde siempre estuvo presente en las sociedades, en diversas formas, con la intención de transmitir ideologías u opiniones con objetivos claros y determinados.
Esta propaganda y comunicación de guerra, no es más que eso: el uso planificado de difusión, divulgación, desinformación y otras acciones orientadas a generar opiniones, emociones, actitudes y comportamientos en grupos extranjeros, enemigos, neutrales y amigos, de tal modo que apoyen el cumplimiento de fines y objetivos nacionales.
Este potencial de la propaganda de guerra ha crecido de manera desmesurada a lo largo del siglo XX, y entra en el siglo XXI con fuerza avasalladora. En la Sociedad de la Información, la industria de la persuasión gesta procesos propagandísticos globales a las órdenes del poder dominante.
Esto es así, sin comunicación y propaganda no es posible imaginar una guerra, no sería viable en ningún caso. Pero, el problema que se nos plantea es ¿Cuál es el coste de esa propaganda y comunicación de guerra? Sabemos cual es el coste de un carro de combate, de un misil tierra-aire, de un uniforme militar, de una munición específica. Incluso un niño pequeño hoy en día sabría que las armas más famosas del mundo se pueden conseguir en numerosas páginas de Internet, y que una Beretta 92 9mm Parabellum cuesta entre 80 y 90 € o un AK 47 “Kalashnikov” del orden de 120 a 150 euros en páginas españolas que ofertan en la red de redes réplicas exactas e incluso armas de fuego reales.
Alejandro Pizarroso
“La propaganda es un arma más en las guerras y como tal su coste real se computa en vidas humanas.”
Blasco de Avellaneda
“No se da una guerra sin preocuparse antes de la comunicación. Es imposible establecer un conflicto, una actuación militar, etc.; sin mirar antes a la propaganda, la comunicación y los medios.”
Nicola Labanca
“La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado. Por lo tanto, júzgala en función de los cinco factores esenciales (…) El primero de esos factores es la influencia moral (…) Por influencia moral entiendo lo que hace que el pueblo esté en armonía con sus dirigentes, al punto de acompañarlos en la vida y en la muerte, sin temor de peligro mortal. (Influencia moral es la que hace que el pueblo esté de acuerdo con sus superiores… Ts’ao Ts’ao dice que el pueblo es guiado por el recto camino [de conducta] “instruyéndolo”) (…) Todo el arte de la guerra está basado en la impostura [calumnia, engaño]. Por lo tanto, si eres capaz, finge incapacidad; si activo, inactividad. Cuando estés cerca, aparenta estar lejos; cuando estés lejos, que estás cerca.”
Estas palabras las escribía Sun Tzu en el siglo V antes de Cristo. Y hasta el día de hoy no han perdido el sentido. El gran arte de la guerra está basado en el engaño, en la suposición, en la exageración, en la desinformación, es decir, en la comunicación y la propaganda belicista. Y esto es así, para poder dominar el primero y más importante de los factores esenciales para la guerra, que no es otro que la influencia moral, es decir, la opinión pública.
La comunicación persuasiva es inherente a la propia evolución del ser humano. Desde siempre estuvo presente en las sociedades, en diversas formas, con la intención de transmitir ideologías u opiniones con objetivos claros y determinados.
Esta propaganda y comunicación de guerra, no es más que eso: el uso planificado de difusión, divulgación, desinformación y otras acciones orientadas a generar opiniones, emociones, actitudes y comportamientos en grupos extranjeros, enemigos, neutrales y amigos, de tal modo que apoyen el cumplimiento de fines y objetivos nacionales.
Este potencial de la propaganda de guerra ha crecido de manera desmesurada a lo largo del siglo XX, y entra en el siglo XXI con fuerza avasalladora. En la Sociedad de la Información, la industria de la persuasión gesta procesos propagandísticos globales a las órdenes del poder dominante.
Esto es así, sin comunicación y propaganda no es posible imaginar una guerra, no sería viable en ningún caso. Pero, el problema que se nos plantea es ¿Cuál es el coste de esa propaganda y comunicación de guerra? Sabemos cual es el coste de un carro de combate, de un misil tierra-aire, de un uniforme militar, de una munición específica. Incluso un niño pequeño hoy en día sabría que las armas más famosas del mundo se pueden conseguir en numerosas páginas de Internet, y que una Beretta 92 9mm Parabellum cuesta entre 80 y 90 € o un AK 47 “Kalashnikov” del orden de 120 a 150 euros en páginas españolas que ofertan en la red de redes réplicas exactas e incluso armas de fuego reales.
Pero ¿Cuánto cuesta el conjunto de técnicas utilizadas para manipular la información conservando su verosimilitud con el fin de influenciar sobre la opinión y las reacciones de las gentes? Hay que tener en cuenta que no hablamos sólo del coste de los discursos de un presidente de Estado y su emisión en los medios de comunicación. Hablamos de comprar medios de comunicación, de manipularlos, de pagar a periodistas para que difundan tal o cual mensaje, de campañas de comunicación y propaganda extensas y, en muchos casos, subversivas; panfletos, aviones, vuelos estratégicos, mantener contenta a la tropa, convencer a los jóvenes para que se alisten, tener a las familias de los combatientes satisfechas, suplir las pérdidas humanas, marketing de estado, publicidad belicista, lanzamiento de radios, creación de información, de mensajes y de mass media, departamentos de psicología, diseño corporativo, mantenimiento de paginas webs, etc. ¿Cómo podemos cuantificar los costes reales de la manipulación, la propaganda y la desinformación? ¿Debemos incluir dentro de estos costes los costes humanos, las vidas humanas, los heridos, los “daños colaterales”? Y aunque nos fuera posible hacer estos cálculos ¿Qué pasa con el dinero destinado a operaciones y funciones no clasificadas? ¿Y con los gastos que suplen empresas privadas que se dan la mano con el gobierno de turno?
EE.UU.
Los Estados Unidos de América, la primera potencia mundial y el Imperio dominador del Mundo y de la política capitalista, el referente de la sociedad occidental y el defensor de los derechos y de las libertades, se ha erigido como “pacificador” y encargado del orden mundial. En su lucha por las libertades y en contra del terrorismo y del “eje del mal” es el país que más dinero gasta en armamento y en política de defensa. Y por supuesto, es el país que más, mejores y más costosas campañas de desinformación y propaganda belicista realiza. Es un referente para este tipo de estudios.
La campaña lanzada por la Administración Bush después del 11 de septiembre se desarrolla en múltiples niveles, con tácticas militares y no militares, dentro y fuera de EE UU. Los atentados fueron vistos, por los distintos grupos conservadores aglutinados en torno al presidente, como la oportunidad para lanzar una estrategia encaminada a reforzar su hegemonía global en base a una política exterior militarizada y unilateral. A la vez, sirvieron para proyectar a un presidente cuestionado por las dudas sobre los resultados electorales del año 2000. A partir de entonces se convirtió en el “comandante en jefe” y en un presidente de guerra, estrategia que fue eficaz para ganar la reelección en 2004. El éxito no hubiera sido posible sin una hábil campaña de propaganda, desinformación y ocupación del espacio mediático a la que sucumbieron la mayoría de los medios de comunicación en Estados Unidos y también otros fuera de sus fronteras.
La estrategia de la Administración Bush se libra también en el ámbito de la información y la propaganda y sus defensores han trabajado mucho para generar soporte teórico que la fundamente. La imagen de una América superior moralmente y atacada por enemigos sin escrúpulos se ha reforzado por los discursos del presidente Bush y varios de sus colaboradores, cuyas intervenciones adquieren tintes totalizantes y milenaristas. “Ésta será una lucha monumental del bien contra el mal, pero el bien prevalecerá”, dijo George W. Bush al día siguiente de los atentados. Esta decisión permitió imponer la lógica de “o con nosotros, o contra nosotros” que, al plantear el conflicto en términos morales absolutos, descalificaba cualquier intento de analizar las causas de la violencia y abordar sus raíces y motivaciones. “Cada nación, en cada región del mundo, tiene ahora que tomar una decisión: están con nosotros o con los terroristas”.
A raíz del 11 de septiembre, cuando se estaba preparando la represalia en Afganistán, la administración americana anunció a bombo y platillo la creación de una “Oficina de Influencia Estratégica” en Washington cuya misión, que no se molestaron en disimular, era la de dirigir a la opinión pública a través de los medios, incluso a través de la intoxicación. En febrero del 2002 fue desactivada, dando paso a una nueva institución: la “Oficina de Comunicación Global” con sede en la Casa Blanca.
Asimismo, las Fuerzas Armadas estadounidenses cuentan con una unidad o regimiento de operaciones psicológicas, cuyo cuartel general está en Fort Bragg, Carolina del Norte. El 4th Psychological Action Group. Su misión es, evidentemente y sin empacho, la actividad de propaganda. Elaboran mensajes persuasivos pensados para ser dirigidos a “blancos” civiles muy determinados y disponen de medios suficientes para su distribución.
Toda esta propaganda y desinformación supondría un coste grande, pero no desmesurado, si nos quedáramos con lo dicho hasta ahora. Son gastos medianamente justificados y tipificados “en su mayoría” en los presupuestos anuales de la Casa Blanca y el Pentágono. Pero EE.UU. no juega limpio.
EEUU paga a periodistas que trabajan en los medios y contrata empresas de relaciones públicas que convierten su propaganda de guerra en “información positiva”. Pese a su control de la gran prensa, el gobierno de George Bush desea “noticias” más favorables a su política imperial y paga para que los medios mientan mejor.
EEUU contrató de nuevo a The Rendon Group por 20 millones de dólares para que la prensa mundial mejore la imagen de su presencia en Irak. Simultáneamente, una decena de conspicuos periodistas de Florida, incluidos tres de El Nuevo Herald, recibieron pagos por asistir a programas de Radio y TV Martí, instaladas en Miami por el gobierno de EEUU para socavar a la revolución cubana.
Radio y TV Martí han recibido este año 37 millones de dólares del gobierno Ambas estaciones no transmiten dentro de EEUU porque lo impide la ley. Se supone que todos los beneficiarios de los pagos son anticomunistas convencidos, que además perciben buenos salarios en sus respectivos trabajos.
Los pagos fueron descubiertos por The Miami Herald Media Co., la casa matriz del diario más afectado, El Nuevo Herald, que se publica en castellano. Según documentos oficiales solicitados por la empresa el 15 de agosto, invocando la Ley de Libertad de Información, cientos de miles de dólares fueron percibidos durante años, entre otros, por el propagandista Carlos Alberto Montaner, quien publica en El Nuevo Herald, The Miami Herald y en casi toda la red de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Entre el resto de recipiendarios de pagos financiados por los contribuyentes estadounidenses hay tres periodistas de El Nuevo Herald: Pablo Alfonso (175 mil dólares desde 2001), Olga Connor (71 mil dólares) y Wilfredo Cancio Isla (15 mil dólares en los últimos 5 años). La casa matriz despidió a los tres.
EEUU dice que ellos contratan a grandes empresas de relaciones públicas, como Rendon o Hill & Knowlton, para investigar las tendencias en las corrientes de opinión pública y controlar la circulación de información interna y externa. Por lo que, se trata de una manipulación consciente e inteligente de los hábitos.
Estados Unidos había gastado más de 520.000.000 de dólares para el esfuerzo conjunto de la comunicación gubernamental nada más empezado el conflicto de Irak. De ellos, unos 200.000.000 fueron aplicados directamente en la campaña de propaganda y desinformación contra Irak. Estas cifras demuestran un aumento en los recursos destinados a la propaganda, y en particular a la de carácter bélico.
La invasión de Irak se presupuso que costaría unos cien mil millones de dólares. Esto viene a ser entre el 1% y 2 % del PIB de los Estados Unidos. De esta partida entre el 0,5% y el 1% sería el dinero destinado a la campaña de comunicación y marketing, es decir, entre quinientos y mil millones de dólares. Que ya es dinero.
Lo cierto es que a día de hoy la guerra ha costado en términos económicos entre 430 y 500 mil millones de de dólares, cinco veces más de lo estimado. Y se calcula, según analistas y economistas, que el gasto en propaganda, desinformación, pago a periodistas y medios, lanzamiento de radios y panfletos, marketing y publicidad, creación de medios, distribución de ondas, paginas webs, control de la información, represión comunicativa, captación de reclutas, y así un largísimo etcétera podría ascender hasta el 40% de esa desorbitada cifra. O lo que es lo mismo, entre 170 y 200 mil millones de dólares.
Además, hay que tener en cuenta que la política de defensa de los EEUU no se basa sólo en la invasión y restauración de Iraq. Habría que añadir gastos en I+D militar, Fuerzas Armadas, Seguridad Nacional, Seguridad del Territorio Nacional y contra el Terrorismo, etc.
Asimismo, tendríamos que tener en cuenta conceptos como el aumento el año pasado en casi 4 billones de dólares de la partida presupuestaria para “proyectos clasificados” no específicos del Pentágono. Gran parte de este dinero destinado a proyectos clasificados y funciones no clasificadas van para la propaganda y desinformación de los mismos.
Y lo que nunca podemos olvidar son los costes humanos. Que de ellos tanta culpa tienen las balas como la propaganda, la comunicación y la desinformación de guerra. Haciendo una media estimada entre los datos del Pentágono y los de la Iraq Body Count, podemos decir que desde marzo de 2003 hasta mayo de 2006, por parte estadounidense habían perdido la vida más de 2.500 soldados y más de 15.000 han resultado heridos o mutilados. Por parte del bando iraquí, la suma de civiles, militares e insurgentes dan la escalofriante estimación de entre 120.000 y 160.000 muertos y entre 200.000 y 300.000 heridos o mutilados.
ESPAÑA
En España, al igual que en el resto del mundo, se da el fenómeno de la propaganda y la comunicación de guerra, pero en menor medida que en EEUU, por ejemplo, ya que nuestro país no se encuentra sumido en guerras y que la labor de nuestras fuerzas armadas fuera de las fronteras nacionales suele ser de reconstrucción de países y misiones de paz y control.
Con todo y con esto hay que decir que la partida del Ministerio de Defensa destinada a publicidad y propaganda para 2004 fue de 18.820.000 euros, un 6,1% más que en el año anterior. De todas formas, al no estar sumidos en conflictos bélicos, la proporción en la que aumenta el gasto de la propaganda es mucho menor que el aumento en I+D militar que es la base, junto con el mantenimiento de las Fuerzas Armadas (sueldos) y de las misiones de paz, de nuestros gastos en defensa.
De todas formas es bueno ver esta tabla para saber la tendencia de gastos que sigue España en materia de Seguridad y Defensa y para comprobar que incluso teniendo datos concisos ya presupuestados, la manipulación de la información puede ser escandalosa:
Presupuestos generales de estado 2007 (cifras en miles de €)
MINISTERIO DE LA PRESIDENCIA
Investigación y desarrollo de la Sociedad de la Información
1.300,00
Cobertura informativa
18.329,76
Publicidad de las normas legales
31.293,54
MINISTERIO DE DEFENSA
Investigación y desarrollo de la Sociedad de la Información
3.900,00
Apoyo Logístico y complementario
1.732.481,60
MINISTERIO DEL INTERIOR
Investigación y desarrollo de la Sociedad de la Información
5.025,87
Elecciones y Partidos Políticos
235.122,36
MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES
Acciones del Estado en el exterior
556.131,10
Cooperación, promoción y difusión en el exterior
104.191,97
Investigación y desarrollo de la Sociedad de la Información
6.304,00
GASTOS AÑADIDOS
Investigación y desarrollo de la Sociedad de la Información
1.400,00
Imprevistos y funciones no clasificadas
2.078.724,50
Fondo de contingencia de ejecución presupuestaria
2.858.514,00
FUENTE: Ministerio de Economía y Hacienda de España
Esta tabla muestra los presupuestos del gobierno del año pasado (2007) en gastos de propaganda e información de todos los ministerios y departamentos dedicados, tanto por entero como de manera complementaria o indirecta, a la defensa y la seguridad nacional. Según los mismos, el total de gastos en comunicación, publicidad, propaganda, información, imprevistos y funciones no clasificadas de los departamentos del Gobierno que actúan en la defensa, la seguridad y los intereses españoles en el extranjero sería de 7.632.718.000. Es decir, que los gastos específicos para la defensa serían de un 50,67 % y los gastos para propaganda y desinformación de un 49,33 %, estando prácticamente equiparados sin estar en guerra, ni sumidos en ninguna campaña bélica.
Pero todo esto es muy relativo y fácilmente de manipular, porque ¿que es comunicación, propaganda, información, marketing, relaciones públicas, etc.? ¿Hemos de sumar los fondos reservados? ¿Debemos sumar a los gastos en propaganda e información en materia de defensa los de otros ministerios distintos al relativo exclusivamente a Defensa? ¿Los gastos en trípticos, ordenadores, instalación de antenas, psicólogos, instalaciones de radio, cartelería o cursos realizados por cualquier departamento de defensa y no especificados en los presupuestos debemos añadirlos? ¿Es eso directamente y con intencionalidad propaganda, divulgación y desinformación?
Si tenemos en cuenta exclusivamente los gastos del ministerio de defensa y comparamos la tasa, en lo que a defensa concretamente se refiere, y la que se destina a información y publicidad, nos sale menos de un 0,1% de gastos para este fin.
En cambio, si a esos gastos les sumamos los gastos para imprevistos y funciones no clasificadas, los gastos del fondo de contingencia, los gastos de promoción exterior y todos los gastos realizados por el gobierno en información, publicidad, marketing, promoción y cobertura informativa de los distintos ministerios y departamentos que trabajan de una manera u otra por la defensa del país y la seguridad nacional, llegamos al increíble 49,33% de gastos generales en propaganda y desinformación, respecto a los gastados específicamente en defensa (armamento, ejército, I+D militar, etc.) Esto quiere decir que en España, ahora mismo, en este año 2007, en un país europeo que no está sumido en ningún conflicto armado, el gasto en propaganda y desinformación militar, de guerra y defensa” estaría entre 8.862.330 € y 7.840.140.760 €. Aunque este estudio tenga como base los presupuestos generales del estado para 2007, es muy relativo y abre un abanico de posibilidades excesivamente grande sobre el concepto de la propaganda y la información y su financiación y repercusión económica.
Los grupos antimilitaristas y los medios contrainformativos y antisistema de España cifran el gasto en propaganda y comunicación militar en torno al 1% del total del presupuesto de defensa, es decir entre 70 y 100 millones de euros.
Es muy difícil calcular con exactitud el coste de la propaganda y la comunicación de guerra en cifras exactas. Analistas estadounidenses aseveran que en las guerras modernas, dependiendo del conflicto y de los intereses específicos que en él se muevan, podemos hablar hoy en día de un gasto aproximado de entre el 30% y el 40% del gasto total de un bando en dicha contienda.
Pero lo que si es seguro es que el tanto por ciento del gasto en estos conceptos es cada vez mayor tanto en los estados en guerra como en los que permanecen neutrales, y que la tendencia para el futuro es que estos factores se vayan equiparando con los gastos específicos en ejército y armamento. La propaganda y la comunicación son los primeros agentes en un estado prebélico y posbélico y unos de los más importantes en una guerra en curso, y seguirán siéndolo y seguirán aumentando sus presupuestos y partidas de capital.
“No sé que armas se utilizarán en la tercera guerra mundial, solo sé que en la cuarta se volverá a los palos y las piedras”
Einstein
“La primera baja cuando empieza la guerra es la verdad”
Hiram Jhonson
“Una nación en guerra debe rodearse de una guardia de mentiras”
Wiston Churchill
BIBLIOGRAFÍA
HUICI MÓDENES, A.; Los heraldos de acero: la propaganda de guerra y sus medios, Sevilla, España. Comunicación Social, Ediciones y Publicaciones, 2004.
PABLO SAPAG M.; Historia y Actualidad de los Corresponsales de Guerra.
PIZARROSO QUINTERO, A.: Historia de la Propaganda. Notas para una estudio de la propaganda política y de guerra, Madrid, Eudema, 1993
SUN TZU, El arte de la guerra, Buenos Aires, Argentina. Editorial Troquel, 1996
VV.AA. Nuevos temas de comunicación, Madrid, Fundación General de la Universidad Complutense, 2006.
Hemeroteca e Internet: El País, El Mundo, Libertad Digital, ABC, RTVE, IUISI (Instituto Universitario de Investigación Sobre Seguridad Interior), IEEE (Instituto Español de Estudios Estratégicos) y Real Instituto Elcano, http://www.whitehouse.us/, http://www.whitehouse.gov/, http://www.nationalpriorities.org/, http://www.ipsnoticias.net/ (Inter Press Service News Agency), http://g021.lib.uic.edu/dept/ (Departamento de Estado de los Estados Unidos), http://www.nodo50.org/ (contra información en la red), http://www.contrainformacion.net/ (noticias alternativas).
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